Houston has more than 90 restaurants with pupusas on their menus. But El Pupusodromo has, even beyond its popularity, a special pedigree.
It is the pioneering path taken by Luis and Maria Padilla, who, over three decades ago, began catering to the culinary nostalgia of a surging population of Salvadoran immigrants settling here.
“At that time, there was hardly any flour to make pupusas unless a relative brought it to you from Central America,” said Luis. “People were eager to have the taste of our country. Filling that void became our mission.”
Looking back, Salvadorans Maria and Luis reflect on the transnational and local businesses they have built, including three El Pupusodromo restaurants. One of them is located at 5902 Renwick in the Gulfton District, a favorite Salvadoran and Central American enclave in the city.
There, a colorful mural on the back wall with a Latino-inspired iconography captures the attention of incoming customers while manager Lucy welcomes them in Spanish language.
“Bienvenidos; pasen por favor!” she said on a recent afternoon for all the diners to hear, as if announcing to her family that more visitors had just arrived at home.
A courtesy dish of fried corn dough sticks and green salsa precedes any order from the menu of more than 50 items.
Among the options are typical Salvadoran corn tamales, a variety of guisados or stews. There is also the Salvadoran mariscada, a seafood combo soup that is one of the most popular El Pupusodromo plates.
Pupusas, however, are a specialty of the house, as the restaurant’s name suggests. The pupusa is the Salvadoran national food, made of a thick, handmade corn or rice tortilla. They are typically stuffed with cheese, refried beans, chicharron (cracklings), and loroco, a flowering plant from Central America reminiscent of asparagus with a subtle touch of sweetness.
“We are the pioneers of pupusas in Houston; we make the best pupusas, at least in Texas,” said Luis with evident pride.
Luis and Maria said that they are cuisine lovers and created and tried El Pupusodromo’s menu in their home kitchen.
One of the keys to cooking a good pupusa is achieving the perfect dough consistency. Adding too much or too little water when kneading the “masa” affects its density and texture. Luis and Maria formulated the proportion they wanted in their product to achieve that smoothness that makes El Pupusodromo’s so easy to digest. That, and the warm, creamy flavor of the filling, is to many people the taste of home.
“It feels like my mom’s food,” said Wilmer Flores, a Salvadoran customer who ordered a “combinado” plate of two pupusas, tamal and yucca.
It was his first time at the Gulfton El Pupusodromo as he was recently working on a construction project nearby. “I will be coming back for sure.”
Chances are, however, that people have tried Luis and Maria’s food ingredients in other eateries or at home. With earnings from El Pupusodromo, they created the popular Salvadoran-American Mama Lycha brand in the 90s. They import and produce around 700 food products now. A large part of their production is oriented to a general consumer market, including grains, preserves, canned and frozen food, drinks and ice creams.
The Padillas said that, besides Texas and other parts of the U.S., Mama Lycha has expanded distributions to three of Canada’s biggest cities. Some of the items can also be found online on Amazon and other shopping websites.
Luis and Maria said one of their most satisfying achievements has been employing many people.
“We have generated thousands of jobs directly or indirectly in Houston, in El Pupusodromo, but especially in Central America, where we have two production plants, in El Salvador and Nicaragua,” Luis said.
The Padillas share the leadership responsibilities of all their companies, with him as president and Maria as vice president.
Thinking about their success, they mentioned a few ingredients of their secret “sauce.”
“If you want to grow, you need to reinvest a lot of your earnings in the business; we always do that,” said Luis.
Maria emphasized a focus on the customers. “You need to be persistent and keep the same level of quality that brought customers to your restaurants in the first place,” she said alluding to El Pupusodromo.
But the most important ingredient, she said, is passion.
“When you start you have a lot of dreams, but it’s all about the daily work; it takes so much effort that you cannot see the end of the tunnel,” she said.“To reach goals, what has driven us has been work, work, work, and a lot of passion for what we do.”
“Dreaming together, working together, and a lot of passion; that’s also the secret of our 44 years of marriage.”
El Pupusodromo
5902 Renwick Drive
Houston 77081
713-661-4334
elpupusodromo.com/
Open 10 a.m. – 8 p.m. daily
— By Olivia Tallet
Restaurante de pupusas en Gulfton es pieza central de un imperio gastronómico
Houston tiene más de 90 restaurantes con pupusas en sus menús. Pero El Pupusodromo tiene, incluso más allá de su popularidad, un pedigrí especial.
Se trata del camino pionero que emprendieron Luis y María Padilla, quienes, hace más de tres décadas, comenzaron a satisfacer la nostalgia culinaria de una creciente población de inmigrantes salvadoreños que se establecían aquí.
“En aquel entonces apenas había harina para hacer pupusas, a no ser que te la trajera un pariente de Centroamérica”, dijo Luis. “La gente estaba ansiosa por disfrutar del sabor de nuestro país. Llenar ese vacío se convirtió en nuestra misión”.
Recordando sus inicios, los salvadoreños María y Luis reflexionan sobre los negocios transnacionales y locales que han construido, incluidos tres restaurantes el Pupusodromo. Uno de ellos se encuentra en 5902 Renwick en el distrito de Gulfton, un enclave favorito de salvadoreños y centroamericanos en la ciudad.
Allí, un colorido mural en la pared posterior con iconografía de inspiración latina capta la atención de los clientes que llegan, mientras la gerente Lucy les da la bienvenida en español.
“Bienvenidos; ¡pasen, por favor!”, dijo Lucy en una tarde reciente para que todos los comensales la escucharan, como si anunciara a su familia que acababan de llegar más visitantes a casa.
Un platillo de cortesía de palitos de masa de maíz frito y salsa verde precede a cualquier pedido, entre un menú de más de 50 opciones.
Entre ellas se encuentran los típicos tamales de elote salvadoreños y una variedad de guisados. También está la mariscada salvadoreña, una sopa combinada de mariscos que es uno de los platos más populares de El Pupusodromo.
Las pupusas, sin embargo, son una especialidad de la casa, como el nombre del restaurante sugiere. La pupusa es la comida nacional salvadoreña, la cual es una tortilla gruesa hecha a mano con harina de maíz o arroz. Por lo general, se rellenan con queso, frijoles refritos, chicharrón o loroco, una planta de Centroamérica con flores comestibles que recuerda a los espárragos con un sutil toque dulce.
“Somos los pioneros de las pupusas en Houston; nosotros hacemos las mejores pupusas, al menos en Texas”, dijo Luis con evidente orgullo.
Luis y María explicaron que ellos son amantes de la cocina y crearon y probaron el menú de El Pupusodromo en la cocina de su casa.
Una de las claves para cocinar una buena pupusa es conseguir la consistencia perfecta de la masa. Agregar demasiada o muy poca agua al amasar la mezcla afecta su densidad y textura. Luis y María formularon la proporción que querían para su producto con el fin de lograr esa suavidad que hace que las pupusas de El Pupusodromo sean tan fáciles de digerir. Eso, y el sabor cálido y cremoso del relleno, es para muchas personas como el sabor del hogar.
“Se siente como la comida de mi mamá”, dijo Wilmer Flores, un cliente salvadoreño que pidió un plato “combinado” de dos pupusas, tamal y yuca.
Esa era la primera vez que Flores comía en El Pupusodromo de Gulfton a propósito de que estaba trabajando recientemente en un proyecto de construcción cercano. “Seguro que volveré,” dijo.
Sin embargo, lo más probable es que la gente haya probado ingredientes comestibles de Luis y María en otros restaurantes o en casa. Con ganancias de El Pupusodromo, ellos crearon la popular marca salvadoreño-estadounidense Mama Lycha en los años 90. Ahora los Padilla importan y producen alrededor de 700 productos alimenticios. Gran parte de su producción está orientada a un mercado de consumo general, incluyendo granos, conservas, alimentos enlatados y congelados, bebidas y helados.
Los Padilla dijeron que, además de Texas y otras partes de los Estados Unidos, Mama Lycha ha expandido las distribuciones a tres de las ciudades más grandes de Canadá. Algunos de los artículos también se pueden encontrar en línea en Amazon y otros sitios de compras por internet.
Luis y María expresaron que uno de sus logros más satisfactorios ha sido emplear a muchas personas.
“Hemos generado miles de empleos directa o indirectamente en Houston, en El Pupusodromo, pero sobre todo en Centroamérica, donde tenemos dos plantas de producción, en El Salvador y Nicaragua”, dijo Luis.
Los Padilla comparten las responsabilidades de liderazgo de todas sus empresas, con él como presidente y María como vicepresidenta.
Reflexionando sobre su éxito, los Padilla mencionaron algunos ingredientes de su “salsa” secreta.
“Si quieres crecer, necesitas reinvertir gran parte de tus ganancias en el negocio; siempre hacemos eso”, dijo Luis.
María enfatizó un enfoque en los clientes. “Debes ser persistente y mantener el mismo nivel de calidad que atrajo a los clientes a tus restaurantes en primer lugar”, dijo, aludiendo a El Pupusodromo.
Pero el ingrediente más importante, dijo María, es la pasión.
“Cuando empiezas tienes muchos sueños, pero todo se trata del trabajo diario; requiere tanto esfuerzo que no se puede ver el final del túnel”, señaló María. “Para alcanzar metas, lo que nos ha impulsado ha sido el trabajo, el trabajo, el trabajo y mucha pasión por lo que hacemos”.
“Soñar juntos, trabajar juntos y mucha pasión; ese es también el secreto de nuestros 44 años de matrimonio”.
El Pupusodromo
5902 Renwick Drive
Houston 77081
713.661.4334
elpupusodromo.com
Abierto de 10 a.m. a 8 p.m. todos los días.
— Por Olivia Tallet